El 2010 ha sido definitivamente un año de intensas emociones para Chile. Primero un terremoto grado 8.8 y ahora la odisea de 33 hombres atrapados bajo tierra cuyo rescate ha conmovido al mundo entero.
¿Qué lección hay detrás de estos eventos?
¿Qué es lo que nuestro país está señalando al mundo?
¿Será que la energía de la Tierra se está acomodando de tal manera en nuestro territorio que nos obligue a un cambio sustancial?
Chile está cambiando, sin duda. Estamos aprendiendo a convertir los grandes problemas en grandes desafíos. Estamos aprendiendo a reaccionar más rápido y a ocuparnos de lo que es verdaderamente importante en vez de permanecer en la eterna queja o la crítica envidiosa. Tal vez este sea nuestro despertar de conciencia colectivo, convertirnos en hombres y mujeres de acción en pro de nuestros hermanos.
Y aquí todos cuentan, el señor que regalaba mote con huesillos, los carabineros con sus títeres y el payaso que alegraban a los niños, el peluquero que “enchuló” a las parejas de los mineros, las cocineras, el señor que estableció el sistema de comunicaciones con los mineros, las herramientas terapéuticas de la Primera Dama, en fin, todo aquello que pudiera acercarnos desde el corazón.
Tenemos que continuar viviendo de esta manera. Con desapego, con unión, con amor. Aprovechar el impulso que este desafío nos dejó en el corazón, tomar la posta y realizar todo aquello que esté de nuestra parte para construir una sociedad basada en principios de cooperación, hermandad y feliz entrega. Ya sabemos que muchas cosas sencillas hacen una gran misión de amor.
Que nadie tenga miedo al “fin del mundo”. Los chilenos ahora sabemos que las tragedias pueden sacar lo mejor de nosotros mismos.
María Elena Sarmiento
Directora
Escuela de Conciencia Aplicada
El Castillo del Alma
¿Qué lección hay detrás de estos eventos?
¿Qué es lo que nuestro país está señalando al mundo?
¿Será que la energía de la Tierra se está acomodando de tal manera en nuestro territorio que nos obligue a un cambio sustancial?
Chile está cambiando, sin duda. Estamos aprendiendo a convertir los grandes problemas en grandes desafíos. Estamos aprendiendo a reaccionar más rápido y a ocuparnos de lo que es verdaderamente importante en vez de permanecer en la eterna queja o la crítica envidiosa. Tal vez este sea nuestro despertar de conciencia colectivo, convertirnos en hombres y mujeres de acción en pro de nuestros hermanos.
Y aquí todos cuentan, el señor que regalaba mote con huesillos, los carabineros con sus títeres y el payaso que alegraban a los niños, el peluquero que “enchuló” a las parejas de los mineros, las cocineras, el señor que estableció el sistema de comunicaciones con los mineros, las herramientas terapéuticas de la Primera Dama, en fin, todo aquello que pudiera acercarnos desde el corazón.
Tenemos que continuar viviendo de esta manera. Con desapego, con unión, con amor. Aprovechar el impulso que este desafío nos dejó en el corazón, tomar la posta y realizar todo aquello que esté de nuestra parte para construir una sociedad basada en principios de cooperación, hermandad y feliz entrega. Ya sabemos que muchas cosas sencillas hacen una gran misión de amor.
Que nadie tenga miedo al “fin del mundo”. Los chilenos ahora sabemos que las tragedias pueden sacar lo mejor de nosotros mismos.
María Elena Sarmiento
Directora
Escuela de Conciencia Aplicada
El Castillo del Alma
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